De
“Cartas a Pirela” (Pirela muere el 2 de julio de 1972) La noticia:
La
muerte: Que nadie se enamore más nunca en
esta vida, sino en la próxima. Que nadie componga un bolero más. Que Manzanero mejor
escriba cuentos infantiles. Que los secretos se divulguen por puro honor a la
verdad. Que los homosexuales no solo salgan del closet, sino que salgan de la
oscuridad a la luz de la vida, para siempre y triunfantes. Que John Lennon se
cuide, que se encierre en su fama, la muerte lo busca, las balas lo esperan, ya
ellas encontraron a “la voz”. Que los asesinos se arrepientan y pidan perdón.
Que los fanáticos no cambien de opinión, y nunca los perdonen. Que se abran las
cárceles para que salgan los inocentes y se llenen de “Portabales” (o como sea
que se llame ese infeliz). Que la poesía se atragante en el sueño de nuevos
cantantes hambrientos de fama. Que La Billo’s despida a su pianista, y siga
eternamente en aquel autobús, rumbo a aquel toque de despedida al cantor (el
último que dio en esa orquesta). Mejor, que las orquestas dejen de tocar, o que
los toques nocturnos se hagan de día. Que Héctor Lavoe, repita ese homenaje a
Felipe con su disco -mil veces-, pero que nunca viaje a Nueva York, la muerte
también lo espera pero con su bala asesina es un polvo blanco, y otras cosas.
Que Lennys no nazca de ese vientre, que nazca en otra cuna, o que no crezca, o
que su madre no se case con esa leyenda. Que el joven, José Luis Rodríguez, no
sustituya a nadie en esa orquesta. Que Puerto Rico se arrepienta. Que Venezuela
se abstenga. Que las balas se fundan en el fuego de un escándalo, de un amor,
de un secreto, de una canción, pero que no penetren ese cuerpo, por favor. Señoras
y señores, Felipe Pirela ha muerto, y nadie podrá explicar lo que pasó.
Canción
para terminar escena.
Cuadro ¿Dónde estabas cuando te enteraste de la
muerte de Pirela?
Mujer:
No te voy a responder que estaba
en el trabajo, que estaba en la casa, que estaba en la universidad, que estaba
en el mercado, en la plaza, en la iglesia… Solo sé que estaba, y me enteré, y
desde ese día ya no estoy en ningún lado.
Hombre: En casa, lo recuerdo muy bien. Mi hermana llegó llorando, no podía hablar, lloraba y lloraba.
Algo malo había pasado, obvio, pero no sabía que. -¿Qué pasa Beatriz? ¿Mamá?
¿Papá?- Le decía ya preso de los nervios, y ella solo atinó a ir al tocadiscos,
tomar un Long-play de Pirela y colocarlo a todo volumen. Ahí lo supe todo, ahí
comprendí que Felipe había muerto, pues su voz ya era distinta, era la misma
grabación que uno escuchaba, pero su voz era diferente…
Mujer:
Yo estaba en la oficina, escuchando
radio, y me di cuenta que ponían y ponían canciones de Pirela, de pronto
comprendí que casi nunca ponían canciones de Pirela en la radio. No lo había
reflexionado, pero en ese momento me di cuenta de eso -¿Por qué será?-. Pensé
-¿Será un veto?- Pirela se mantenía vigente por tantos discos vendidos, y por
el recuerdo, pero les aseguro, a él no lo radiaban… Pero al escuchar tantas
canciones de él en la emisora comprendí que había muerto. Tardío homenaje, ¿o
nunca es tarde?
Hombre: Estaba en el vientre de mi mamá. Se puede
decir que le debo la vida a Pirela. Mamá, en un ataque de sinceridad me lo
confesó. Ella me iba a abortar, estaba en el lugar donde se lo practicarían. Ahí
se enteró de la muerte de Pirela, por un radio que estaba prendido por ahí, el
locutor que daba la noticia conocía a la familia del Pirela Morán, y empezó a
hablar del dolor que estaría sintiendo la mamá de este, que al parecer amaba mucho
a su hijo. “Mamá Lucia”, como todos la conocían. El locutor contaba anécdotas
familiares, y mi mamá sintió ese dolor de madre, y aquí estoy, Felipe Montiel,
me llamo Felipe, como Pirela, no soy famoso como él, ni canto, pero estoy vivo
y soy feliz
Mujer: La gente se enteró de la muerte de
Gardel, en Buenos Aires, pues en los muelles, los barcos empezaron a sonar sus
fuertes bocinas. Entiendan que las comunicaciones no eran como son ahora, pero la
gente lo entendió. El morocho había muerto -Ahora sí somos pobres-, pensó el
pueblo. Sin hacer tontas comparaciones, 32 años después, supimos que Pirela
había muerto pues el sol quemaba distinto, el lago de Maracaibo tenía un color
diferente ¿Dónde estaba? Cruzando el lago, entre al puente desprevenida, y
cuando salí de él, ya éramos huérfanos.
Hombre:
La verdad no recuerdo, no me importó
mucho, lo lamenté, como toda muerte, pero… Pirela desde que dejó la Billo’s no
me gustó, no sé… lo tomé como una traición, tal vez estoy equivocado, tal vez
es mi amor por La Billo’s, pero no recuerdo donde estaba…
Mujer: Yo estaba con un noviecito que tenía, estábamos
nerviosos, queríamos entrar a un hotel, ustedes entienden, fue hace tanto
tiempo, era la primera vez. En la recepción el hombre que atendía estaba pegado
a la radio, estupefacto por lo que escuchaba, no nos hacia caso. Oscar, mi
novio, se envalentonó y pidió servicio, y el tipo lo cayó de una –Amantes
novatos, váyanse de aquí, Pirela se murió, el amor está de luto- Gritó como
dolido. Salimos de ahí, confundidos y tristes, por nuestro deseo frustrado, y
por Pirela. Oscar y yo nos seguimos viendo en liceo, pero nuestro noviazgo o lo
que sea que teníamos termino ahí… con Pirela. La muerte de Pirela, nos separó…
Hombre: Yo estaba en un hospital, visitaba a un
amigo que era enfermero. A mi me gustaba él, Pirela. Claro, su voz, sus
canciones. Pero a mi me gustaba él. Me explico, si el habría sido zapatero,
abogado, carnicero, me habría gustado igual, pues a mi me gustaba él, no su
fama. Era dulce, suave, tímido, hasta tonto era, pero había un volcán en su
alma. Su muerte, para mí, no fue la muerte de un ídolo, fue la muerte de un ser
humano.
Canción
para terminar este cuadro.
Cuadro de la madre:
La
madre: (DESGARRADA) ¡¡¡Nooooo!!! A
Felipe me lo traen a Maracaibo ¿Qué vaina es esa de enterrarlo en Puerto. Rico?
Allá me lo mataron, allá NO me lo van a sembrar… ¡¿Qué?! ¿Qué esa era su última
voluntad? Puras mentiras. Un hombre de 30 años no tiene últimas voluntades, no
piensa en la muerte. Eso es para una vieja como yo. Es más, esa es mi última
voluntad, que a mi hijo lo entierren en su tierra. Yo soy su mamá y aquí se
hace lo que yo diga, es por su bien (DESVARIANDO) Abrígate Pipito, cuídate ese
pecho, ponte las cholas, no me salgas a la calle (DESVARIANDO) ¿Muerto? Y
entonces ¿Quien era el cantaba ayer? yo lo escuché ¿era una grabación?. No. Era
su voz, yo lo sentí, ¿Será que ya no siento como es? (REVIVIENDO MOMENTOS
REMOTOS) Pipito, venga pa’ ca, que no quiero que coja calle, usted se queda aquí
conmigo, en mi falda, no importa que le digan enfaldao, en mi falda usted
estará cuidado. Eso se lo dicen por envidia, pues a usted lo envidian mucho (NOSTÁLGICA)
¿Recuerdas Pipito? Cuando decías
-mamá Lucia,
cuando sea famoso le voy a comprar una casa muy grande y bonita-
-Que Dios diga amen,
y que “San Martin de Porras” lo ayude-. Y Dios dijo amen, y así llegó la fama y
la casa, alquilada, lo que la fama logró, y San Martin de Porras permitió, como
una familia: Tu esposa, Mariela, tu hija, Lennys, mi nieta pues, y algunos
hermanos (TRISTE) Pero no se pudo mantener la casa, como llegó se fue, como la
fama, como la vida… y volvimos aquí, de donde nunca debimos salir, yo no quería
casas, joyas, yo quería a mi hijo, y Dios dijo amen ¿Dios dijo amen para tu
muerte? Dios ¿Tu tuviste que ver? (CON DOLOR) ¿Por qué te odian tanto? ¿Por qué
te aman tanto? O te odian o te aman. No hay medias tintas contigo. Voy a rezar
por ti, por todos mis hijos, pero especialmente por ti. Dios, amé a dos Felipe
Pirela en mi vida, los dos me abandonaron. Amé a todos mis hijos por igual,
pues una madre quiere a todos sus hijos sin distingos… pero era que él me
quería de más. Te me escapaste de mi falda, y te mataron Pipito.
Canción
para terminar este cuadro.
Mariela ante Pirela
(La
esposa de Pirela se enfrenta a la realidad. Descubre que su esposo es homosexual.
Su discurso está construido en cambios bruscos de intención: Dolor, rabia,
confusión, extravío)
Mariela:
Felipe, Felipe ¿Cómo es posible? ¿Tú
Felipe? ¿Soy tu próxima canción? ¿Tú inspiración perversa? ¿Qué soy para ti?
No. Mejor dime ¿Quién eres? (DOLIDA) ¿Quién te crees, maricón? ¿Te crees “La
voz”? ¿Crees que por tu don tienes inmunidad para hacerles daño a las personas?
¿A las mujeres? Sí, las mujeres, con senos, con vaginas, con nalgas tersas, con
la piel de porcelana libre de vellos, como mil veces la preparé para ti ¿Te
crees “el talento”? ¿El bolerista de América? Bolas es lo que te falta,
bolerista ¿Quién te crees para cambiarme por… por… un hombre? (DESVARIANDO) ¿Cómo
hago para luchar contra un hombre? Me habría gustado pelearte con una mujer,
imaginarte besar sus senos, compararlos con los míos, morir de celos… y renacer
de nuevo en tus labios… pero… pero… ¿un hombre? Mi mamá lo sabía, por eso la
odias tanto. Pero yo tenía 14 años ¿Lo sabía tu mamá? ¿Ella fue la que te metió
a marico? ¿Lo sabía tu familia? Claro que lo sabían ¿Fue por aquello que te
pasó? (DOLIDA) ¿Es que no te lleno? ¿Es que no soy lo suficiente mujer? ¿O es
que la mariconería es más fuerte que mi belleza? ¿No te gusto, Felipe? ¿Es que
mis besos no te inspiran una canción? Dime Felipe, dime por Dios, el mismo Dios
que nos bendijo aquel día que nos casamos. Claro, ahora lo veo todo, ahora lo
entiendo, ahora entiendo esas noches donde me dejabas solas, ese extraño
comportamiento, ese misterio. Yo pensaba que tu comportamiento era por ser cantante,
por ser famoso, por ser amado. -Cálmate Mariela, compórtate como la esposa de
un artista- Eso me decía. Me preparé para luchar contra la fama, alguna mujer,
pero ¿un hombre? (CON RENCOR) Te voy a joder, Felipe, Felipe no, ya no eres
Felipe para mi, ahora eres solo (CON DESPRECIO) Pirela, eres un objeto. Una
cosa, un producto, eso eres… como un champú, un jabón de mal olor, eres algo
que tiene fecha de vencimiento. Algo que se usa y se bota. Algo donde las
sanguijuelas vienen a chupar para luego abandonar. Vives pensando que todos te
quieren perjudicar, que todos te quieren hacer mal, pues anótame en tu lista,
imbécil. Te voy a joder, y consuélate al saber que ese dolor no será ni la
mitad de mi dolor, ahí también te ganaré, pues tu dolor no será tan grande como
el mío, mi rencor, mi venganza. Pues yo te daré en el ego… (LLORA) Pero tú me
diste en mis sentimientos de mujer, y ese dolor es más profundo. Claro ¿Qué vas
a saber tú del dolor de una mujer?, para comprender eso, hay que ser un hombre.
No, tampoco será con nuestra hija, perdón, con MI HIJA, pues es mía, perdiste
todo derecho sobre ella, los maricones no pueden ser padres, ellos son
maricones. No, ese no será tu dolor, eso te dolerá, digo yo, pues te la
quitaré, no la tendrás, veremos si el maricón con el que te revuelcas te dará
una hija como te la di yo. Pero no. No será mi hija, que es una mujer. Te daré
en tu fama, en tus admiradores, nadie querrá escucharte, solo los maricones
como tu, pero ellos también se cansarán de ti, cuando te quedes sin plata, pues
esos tipos seguramente solo te usan, como me usaste a mí. Nadie te contratará,
pues nadie querrá escuchar a un maricón que le canta al amor de una mujer
pensando en un hombre. Eres un falso como tu voz, como ese sentimiento que
tienes al cantar. Y cuando no puedas más, cuando el dolor te haya vencido,
cuando comprendas que no tienes los pantalones -pues no los tienes-, vendrás a
mí, a pedir perdón, pero ya será tarde. Te destruiré, ese será mi norte como el
tuyo es cantar ¿Mala? ¿Soy mala? No. Soy mujer, amante, soy lo que ya no seré,
pues me mataste Pirela. Era la niña de la casa, 14 años Pirela, y llegaste tú
aquella noche, y te conocí, y me convertí en mujer por ti, 14 años. Eres un drogadicto,
me perdiste, me involucraste, me ensuciaste, eres un perverso, pervertido, eres
un enfaldado de tu madre (IRÓNICA) ¿Tu mamá te quería hombrecito? Pobrecito (DOLIDA)
Pues ponte los pantalones, ya es hora. ¿Te violaron de niño? ¿Crees que he
olvidado todo lo que me has contado? No, lo recuerdo y todos lo sabrán, diré lo
que es, y lo que no es, sembraré la duda… Pues tú me violaste de mujer, me
violaste el amor, y esa violación es peor (LLORA) ¿Por qué te casaste conmigo?
¿Para ocultar tu mariconera? ¿Me amabas Pirela? ¿Me llegaste amar? (CON RABIA) Mira
tú, champú, respóndeme, pasta de dientes ¿Te casaste conmigo por qué me
embaracé? ¿O me amabas? ¿Me dedicaste esas canciones? ¿Cuándo me hacías el amor
pensabas en algún hombre? No, no me respondas, que sea ese tu único secreto,
pero te mataré Pirela… te mataré… (PIRELA DESPIERTA)
Pirela:
Coño, esa maldita pesadilla otra
vez…
Canción
para este cuadro.
Cuadro del desagravio:
Mujer: Si Pirela era homosexual, entonces yo
soy marciana. No tengo prejuicios al respecto, con varios gays anduve en mi
vida, es decir, fui y soy amiga de muchos de ellos, siempre me pareció algo
normal, y hubo varios que me gustaron, por lindos, sencillamente, para ´pasear
por ahí. Pero a mí, en la cama, me gustan hombres, y Pirela era un hombre. Lo
cortés no quita lo valiente. Él era amable, tranquilo, joven, pero eso no lo
quitaba lo hombre, lo buena cama. Le gustaba vestirse bien arreglarse, tal vez
eso que hoy llaman metrosexuales, pero era un hombre. No, no, es que no. Uno
supiera, hay bisexuales que podrían hasta engañarte, no sé, pero no él. Ese
hombre que me amaba de aquella manera, que se entregaba con la timidez del
principiante y la fuerza del gran amante no podía ser homosexual. Si esa mujer
lo acusa de esa manera tan vehemente, no sé, por algo será, después de vivir lo
que viví con él, tal vez la cosa sea al revés, no que a esa mujer le gusten las
mujeres, pero tal vez no lo supo hacer feliz y se desquito diciendo eso, no
sería la primera ni la última. Tal vez maricón era el padre de esa muchacha
¿Qué te puedo decir?
Canción
para este cuadro.
Cuadro de Felipe habla:
Felipe: Tal vez, muchos quieran escucharme a
mí, pero ¿Para qué hablar de aquí? Si digo que sí lo fui, que sí lo hice, que
sí estuve ahí, dirán que soy un descarado, o que tarde he hablado, como si tendría
que hablar de mi pasado. Si digo que no, dirán que miento, que tengo algo
oculto a destiempo. Siempre saldrá alguien que no conozco diciendo cualquier
cosa sobre la piel de mi espalda. Gente que sabe de mi más que lo que sé yo. Al
ser cantante, al ser artista, de todos un poco soy, ya lo habrán visto. Al ser de
todos, como lo soy yo, te conviertes en algo común, de la familia, como un
manojo de llaves. (OCURRENTE, ILUMINADO) Mejor hablar de unas llaves, de ese
grupito de cositas aplastadas que tiene usted en su cartera, señora, o que tal
vez tenga en su bolsillo, señor, algunas plateadas, otras doradas, pequeñas,
grandes, clasificadas. Probablemente unidas con un arito, como un anillo de
matrimonio, tal vez. Adornadas con un bello llavero, o con un cordel vulgar, el
fin es igual. Así como la gente elegante come caviar, a los marranos también
les ha de gustar. Son muy importantes las llaves, pero las suyas, pues las del
vecino ¿A usted que le puede importar? Salvo que violar la intimidad de
aquellas personas quiera usted realizar. Tan importantes son, y uno no se da
cuenta, no les da razón. Pero basta que uno las pierda, que uno no las
encuentre para desesperarse, volverse loco deseándolas recuperar. A veces se
pierden para siempre, y más nunca puedes entrar. Así como cuando se va el amor.
A una llave se le puede sacar una copia, y esta puede cumplir las mismas
funciones por igual, pero no será como la original. Una llave es vital, pueden
descifrar los misterios de un secreto y ¡¡clam!!, a veces con un truquito de
muñeca la puedes vencer. Una llave penetra, como penetra el amor, como penetran
tantas cosas. Una llave abre cosas, puertas, candados, todo… Como uno enamorado
de la vida abre el corazón. Una llave cree no poder ser penetrada, pero sí, lo
haces al tenerla en la mano y no usarla. Al vetarlas. Una llave sabe secretos,
guarda dinero, guarda la libertad de un preso, inocente o culpable, da igual. Una
llave mal copiada es tan inservible como la hipocresía que es lo mismo a un mal
arreglo musical. Pueden ser herramientas, sacar grapas, raspar un ticket de
lotería, algunos se rascan la cabeza con ellas, se hurgan las orejas, un mal
uso de verdad. Unas llaves pueden ser un juguete para un niño al hacerlas sonar,
pueden ser un instrumento para un músico al hacerlas sonar, pueden golpear a un
agresor, eso las convierte en un arma letal. Una llave doblada, puede con
suerte funcionar, otras no. La llave de la habitación de hotel, pequeña,
cuantas cosas guarda en el. A una llave le puedes disparar y tal vez se
maltrate, pero puede seguir funcionando. Tal vez no. ¿Para qué hablar de mí? Hablemos de unas llaves, eso soy. Soy
importante solo para mí, me llevan en un bolsillo, en un casete con mis canciones
me lleva usted. En una cartera pueden llevar un disco con mi voz. Solo quisieron
violar mi intimidad. Se preocuparon por mí cuando me perdía -como unas llaves-,
cuando me perdía y querían que pagara la cuenta. Cuando me perdieron por esas
balas asesinas me empezaron a radiar. Un veto me tenían montado los que hoy me
ponen a sonar. Como vetaron a Billo’s. Me mal usaron como los que las orejas
con las llaves se quiere limpiar. Quisieron sacar copias de mí, eso fueron,
copias nada más, como unas llaves. Guardé secretos, pero no guardé dinero, lo
regalé, guardé libertad siendo inocente y culpable, al igual que usted, fui un
juguete, fui un arma con mi voz. Me doblaron, como se dobla una llave mal
usada. Fui la llave de muchas habitaciones de hoteles que se abrieron para los
amantes, gracias a mi voz ¿Para qué hablar de mí? Fui Felipe Pirela, y que
fuerte, un manojo de llaves solo fui.
Canción
para este cuadro.